viernes, 30 de octubre de 2009

La Gaviota que encaró al gavilán

Detalles de la carrera de una ex agente clave en la captura de Abimael Guzmán


Dieciséis años atrás, Cecilia protagonizó, junto al entonces capitán PIP Julio Becerra, el instante más crítico del operativo que los detectives del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) desplegaron para apresar al líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán Reynoso.


Simulando ser enamorados, Cecilia y Julio aguardaron junto al escondite de Guzmán en un almacén, hasta el instante crucial: el forcejeo con la vigilancia senderista que les permitiera el ingreso a la guarida de su máxima autoridad.


De aproximadamente 1.72 de estatura, cabello corto y tez trigueña, mirada serena y a la vez desafiante, Cecilia Garzón es una persona que odia las injusticias, aunque paradójicamente haya tenido que asimilar muchas. Desde sus desencuentros con “jefes abusivos y mañosos”, hasta la ingratitud del Estado Peruano, que no le ha reconocido hasta hoy, al igual que a los otros GEIN, el sacrificio de haberse expuesto a los excesos de Sendero Luminoso, por la patria.


El encuentro cara a cara con la cúpula senderista le dio a la vida de "Gaviota" -en ese entonces el alias operativo de Cecilia- un giro de 180 grados, aunque no lograra el reconocimiento que se hubiera esperado para quien, junto a sus compañeros, abrió el capítulo final de una intensa lucha contra la más sanguinaria organización terrorista que haya conocido el Perú.


Años de experiencia en el seguimiento de terroristas y una carrera dedicada a la investigación policial han moldeado un carácter sobrio, pragmático y un espíritu profundamente idealista en ella. Es dueña de una larga trayectoria como policía de investigaciones, propietaria de una casa grande y acogedora en Pando –San Miguel – y forma parte de un feliz matrimonio, fruto de horas de trabajo conjunto con Julio Becerra, hoy comandante PNP, durante su labor en el GEIN.


Cuando aún cursaba la secundaria, la hoy suboficial brigadier PNP no imaginó, ni en la más pretenciosa de sus fantasías, formar parte de la hasta entonces Policía de Investigaciones del Perú (PIP), pues según relata, tenía planes de viajar al extranjero y no cumplía con el perfil de un policía.


“Mira, te diré que yo nunca pensé trabajar en la policía. Cuando estaba en la escuela era una chica demasiado tranquila. Soy una persona bien parca, muy poco comunicativa y era introvertida. Llegué a ese colegio porque vivía al frente, en Miraflores. En sí, nunca pensé salir del colegio para postular a la policía, nunca lo pensé. Tenía planes para irme al extranjero, pero las cosas no se dieron”, cuenta Cecilia.


Una de sus compañeras de la secundaria Elvira Rodríguez Lorente, recuerda a una Cecilia sencilla y estudiosa. “Era tranquila, conversaba conmigo, pero yo era la habladora. Siempre supo escuchar. Aunque nunca pensé que se convertiría en policía, porque no era una persona dura y yo veía así a los policías”, cuenta Ruth, también policía, egresada, pocos años antes que Cecilia, de la desaparecida Guardia Civil (GC).


Su carrera, como la de muchos de sus colegas, tomó forma en un contexto de conflicto interno. Si bien la intención de hacer investigación la desarrolló en la escuela PIP de la avenida Aramburú, en San Isidro, las circunstancias en la que en ese entonces se empezaba a hacer carrera en la PIP la alentaron a desenvolverse en un ambiente más activo que en una oficina repleta de documentos.


“Me gustó mucho el riesgo, a mí me encanta la adrenalina. Para mí más importante que la teoría es la práctica. Me gusta la práctica. Puedo estudiar lo básico, pero para mí más es la práctica.” Así define Cecilia las motivaciones que la sacaron del trabajo de oficina al trabajo de calle.


La enérgica Cecilia Garzón quería sentirse de inmediato como policía de investigaciones, trabajar en la calle, donde las emociones son más intensas, según describe. “Yo pienso que cuando uno sale de la escuela tiene que comenzar con lo más fuerte, para que poco a poco vaya avanzando. Y esa era mi meta. Me fui a los Deltas, trabajando en las unidades operativas. No me gustaron las unidades operativas mientras estuve trabajando ahí.”


Durante su permanencia en el grupo Delta 3 –grupo especial contraterrorista- reconoce haber pasado más tiempo en los calabozos, cuidando a cuanto terrorista o delincuente común cayera preso, que sentada frente a un escritorio. “Hice medio año de calabozo cuidando terroristas, cuidando gente: vas aprendiendo su manera de pensar, primero aprendí de los terroristas.”


Cecilia solía conversar con esas personas ya prendió sobre la psicología y mentalidad senderistas. En ese tiempo, aunque no resultó ser el más grato para ella debido a las discrepancias con sus jefes, se intensificó su interés por acabar con el terrorismo y perfiló, tal vez, desde entonces, las herramientas que más tarde tendría que utilizar para anticiparse a los escrupulosos movimientos de Guzmán y su gente.


Fue recién tras el pedido del fallecido coronel Tumba, asesinado por SL, que Cecilia ingresa al GEIN. “Tuve suerte de salir de un sitio del que ya estaba cansada, un cuartucho maloliente, lleno de papeles. Me desesperaba, no era mi lugar. Así que cuando hubo la oportunidad de que me dieran a elegir si me quedaba o irme a la DIRCOTE, preferí irme”, cuenta.


“Me insistían –mis compañeros y superiores- diciendo ‘tú sabes que la DIRCOTE es zona de castigo, están en mucho movimiento por el terrorismo’, y a mí no me importaba. Les decía ‘allá voy a aprender, peor es que me quede, ¿qué puedo aprender acá entre papeles?”, recuerda Cecilia, trayendo a cuento el temor que marcó a toda una generación de agentes PIP, el mismo que invitaba a algunos pocos en vez de rehuir, a enfrentarse a un tipo de criminalidad para el que no habían sido preparados ni en la escuela, ni en ningún otro lado.


Según dice, desde que entró a trabajar a la policía en el año 85, se preparó arduamente para esa tarea, aunque, como ya se mencionó, sin saber que terminaría formando parte de un grupo altamente especializado. “Corría riesgo, pero no me importaba, porque tenía una meta y tenía un objetivo, que era la captura de Abimael”, comenta.


Aun cuando los méritos de los GEIN ya se han hecho públicos a través de algunos medios, como las revistas Caretas y QuéPasa, la misma PNP no ha logrado conciliar sus diferencias internas –lucha de códigos: Guardia Civil (01), PIP (02) y Guardia Republicana (03)- y siguen tratando a Cecilia y sus compañeros con escasa gratitud. “A pesar de que como policías hemos hecho este trabajo, lo que siempre voy a criticar es que no sepan reconocer… desintegraron al GEIN por celos propios”, afirma indignada, Gaviota.


El dinero de recompensa fue insignificante, como Cecilia da fe, pero lo único que la hubiera alegrado es que su institución la ayudara a superar su infertilidad, contra la que hasta ahora sigue luchando. “Todo dediqué por mi trabajo, desperdicié todo mi tiempo en mi trabajo, perdí el momento de ser madre. No tengo hijos por eso.”


Y aunque no se arrepiente de su trabajo, lamenta que al haber querido tener hijos ya no haya podido. “Estuve con el doctor de infertilidad, cuesta caro. Nadie –en la PNP- fue capaz de decir ‘usted tiene tratamiento gratuito hasta que quede embarazada.’ ¿Y de qué me valió todo eso –mi esfuerzo?, porque tengo una casa vacía, no tengo hijos.” No consigue, Cecilia, evitar la amargura en medio de sus palabras.


Le gustan los animales y las plantas. Disfruta de la cocina y limpiar la casa. Hace deporte. “Me ayuda a despejarme”, dice. Pese a haberse habituado a la vida hogareña, prefiere la actividad de su carrera. Ha elegido Palacio de Gobierno para culminar sus obligaciones como policía. Uno de los pocos beneficios que le han reconocido es elegir por el resto de su carrera el lugar en donde desea cumplir con su servicio.

En estos días, en que Sendero Luminoso ha adquirido características distintas a las que ella conoció para atrapar a Guzmán –debido al acercamiento de SL con el narcotráfico- Cecilia no le pierde el rastro y está decidida a prestar sus servicios si se lo piden otra vez. Para ella, lo más importante es impedir que se le haga daño al país y sentir la adrenalina de enfrentarse nuevamente a sus viejos adversarios, a los que ha dedicado su vida a comprender y a combatir.


“Si me dijeran ‘vuelves a ir’, me podría ir a Tingo María y no me importaría, pero tendría que estudiar la zona. Me gustaría ir a trabajar allá”, afirma con absoluta seguridad. “No es justo que nos pueda amedrentar ese tipo de personas, que sigan y quieran seguir haciendo daño”, sentencia.


La vida de Gaviota hoy transcurre apacible, y antes que nada, en espera de que la vida le dé la oportunidad de llenar su espaciosa casa con la sonrisas y alegría de sus propios hijos, quienes sin duda heredarían, más que una casa, una formación rica en valores democráticos y respeto por la vida humana.


¿Congresista? ¿Agregada policial? No lo sabe bien aún, pero ambas opciones están entre sus planes. El futuro de Gaviota quizás nos sorprenda una vez más, como aquel 12 de setiembre, cuando un empujón de puerta, un tiro al aire y las súplicas de un rendido senderista que exigía que acabaran con su vida –ante lo que ella se negó-, dieron paso a la historia de un Perú en paz y, a la vez, enorgullecieron a su institución, a la que, pese a todo, sirve con mucho orgullo y compromiso.


lunes, 26 de octubre de 2009

"Acá reina la cultura del vivo"

Por Víctor Núñez

Bien podría decirse que cuando uno se encuentra ante la adversidad, es donde realmente se ve a las personas. ¡Qué personas! Es donde se ven a los hombres, de aquellos que no se derrumban así nomás. En esta historia no hay papito, ni mamita, ni casita. Tampoco se ve ni sangre, ni sudor, ni lágrimas. O quizá sí se vea una. O dos…


Cuando lo conocí, como a la mayoría que alguna vez se topó con él, me llamó la atención su acento. Su acento y sus ademanes. Para un jovenzuelo que cursaba la facultad de Estudios Generales Letras, cuya edad promedio se maneja entre los 17 y 18 años, era una rutina conocer a un muchacho(a) que no deje de decir al menos “manyas” u “o sea”, al menos, unas veintiocho veces al día.


Pero Fredy Bautista Guevara es distinto. O al menos lo parece. Y su diferencia no radica en su vestimenta algo formal cuando acude a clases. Gorros y shortcitos por aquí, lentes de sol y un polito apretado que dibuja un "Billabong", "Doo" o "Rip Curl" por allá hacen de esta Facultad un carnaval de competencia por tener el cetro del mas "cool" "fashion", según el rango.


-¿Con qué se come eso?- me pregunta, mientras señala un polo guinda. Siempre con el dejo tan característico y con su tendencia a “sesear” las palabras.

-Son marcas de polos- respondo, sin darme cuenta que yo también uso una prenda cuyo símbolo es un cangurito simpaticón de la lejana Australia. Ahora tiene 22 años. La costumbre hizo que asimilara todo esto. Caballero nomás.


De pequeño

Fredy cursó estudios de Inicial en el Jardín de San Pedro, en el centro de la Ciudad del Cusco. Cursó la primaria en el colegio Luis Vallejos, el cual era el más cercano a la casa de sus abuelos por parte de padre. Este centro educativo se localiza en la urbanización Independencia, ubicado al norte de la ciudad.


Luego estudió secundaria en el afamado colegio Salesiano Don Bosco de Cusco, después de haber intentando en varios centros educativos por si las moscas (ya que su mamá quería asegurar su ingreso). A ella no le faltaba razón porque el Salesiano pesa, y mucho. Tiene una gran demanda de alumnado, por lo que hay un examen de selección, que consta de una prueba de conocimiento, las notas académicas de otros colegios y el comportamiento o conducta.


“Había mucha vara y el examen no necesariamente determinaba a los verdaderos ingresantes” me dice, con sus manos llenas de vitalidad. Al final, llegó a alcanzar vacante, porque obtuvo la nota más alta. El pequeño Fredy ya se destacaba. No había modo que lo rechacen, ni de a vainas.


Cachuelos

En la Sierra se trabaja por necesidad desde pequeño. Pero Fredy no necesitaba la plata, él era un cholo con dinero; de las familias más respetadas de la Ciudad.


Pero trabajó. Fue ayudante en una escuela del Español en vacaciones de verano, donde conoció gente que se desenvuelve en un mundo distinto.


"Había bastantes alumnos israelitas e iraquís. No es lo mismo ver a un iraquí en su ciudad natal, que a uno que reside en el mismo Cusco. Siempre hay diferencia en cómo te desenvuelves en tu propio territorio a que en otra ciudad”- me comenta.


Cuzqueño en el desierto

Es en julio del último año que cursaba el colegio (2004), cuando decide por cuenta propia hablar con su profesor de Lengua y Literatura del Salesiano, quien era admirador del trabajo que se realiza en la PUCP. Según Fredy: “sus clases siempre se adecuaban a las nuevas perspectivas y tecnologías en la materia de la Lingüística, como la PUCP”.


Sus papás no tenían mayor opinión a la hora de escoger una universidad; otra vez Fredy se les adelantaba: había averiguado prácticamente todo sobre la estadía, comida, es decir, gastos en general para un eventual arribo a Lima.


Ya para marzo del 2005 logra el ansiado ingreso a la PUCP con buena nota para variar. Así, Fredy decide quedarse en la casa de su amigo, debido a la cordialidad que su nueva familia le brindaba (ellos eran sus paisanos).


Sintiendo sutilmente la pegada

Los expertos dicen que lo que realmente uno extraña cuando se va de casa es la comida. Y Fredy no fue ajeno a esta situación. En Cusco, los platos se basan generalmente en carnes (de res, de cordero) y el acceso a ellas en Lima es mucho más complicado. En el menú limeño no se suele emplear la carne de la manera tan presente como se usa en el menú cusqueño.


En esta sociedad, las personas son mucho más abiertas, “la gente no se distancia demasiado porque quizá inconscientemente sabe que te los vas a encontrar”, afirma Fredy. En Cusco, “el vendedor es mucho más cordial y no agacha la cabeza de manera huraña, no se limita tan solo a distribuir el producto”.


Y continúa “Acá yo he saludado a gente, y no me han respondido”. Por ejemplo en el edificio que él vivía, “tú te los cruzabas (los vecinos), y para mí es difícil ver pasar a alguien que conozco, y no saludar, es una falta de respeto; yo decía ‘Buenas tardes’, pero la gente no te responde”, y proseguía: “allá la gente es más asequible, abierta, no son tan secos”.


Para ‘Bauti’, que es como la mayoría de sus amigos lo llama, acá reina la “cultura del vivo”, a diferencia a la del “criollo”. En Lima siempre se confunde estos términos, pensando que son iguales para calificar el comportamiento de una persona.


Y no es así: la diferencia principal radica en el hecho que por un lado, “el vivo se aprovecha porque puede abusar”, mientras que el criollo “es pícaro, porque le encuentra una gracia”. Por ejemplo las colas, en la que siempre está la persona que quiere colarse, y sobre todo de aquellas que se jactan de ser mayores o ancianos y que merecen mayor preferencia, cuando en realidad no lo son.


También en el caso de dar el asiento, en Cusco sí dan el sitio a personas que suben al vehículo con algún niño. No hay un “asiento preferente”, las personas voluntariamente lo dan. Todo lo contrario a Lima, donde cada autobús tiene un letrero en la ventana que dice: “Asiento Reservado”, y que, te obliga a dar el asiento cuando sube algún pasajero inválido, anciano o en estado de gestación. “En Cusco, no se necesita de ese letrero para dar asiento”, afirma.


Según Fredy, acá la gente es más suelta, “más entradora”, mientras que allá sólo se llegan a saludar, pero de ahí a que dos extraños lleguen a conversar es bien difícil. Por otro lado, en Lima las personas, a pesar que no llegan a saludar, son más extrovertidas, más abiertos, más elocuentes. En Cusco, “a la gente como que no le gusta hablar mucho”.


Dentro de esta provincia, hay una gran distancia entre las personas de la Ciudad y las que viven en el Campo, alejadas de todo bullicio. Allá se llegan a burlarse bastante del campesino. En las clases más pudientes, se utilizan frases despectivas hacia los mismos campesinos como “sí, papá”. “Parece que como si pertenecer a la ciudad diese un status diferente”, afirma un tanto indignado.


No fue tan difícil como pensó

Para él, fue bastante sencillo el acoplarse a la cultura limeña (a excepción de los factores comida y clima), pues desde pequeño se ha acostumbrado a desempeñarse solo, sin nadie que lo presione. Es por esto que no llega a extrañar del todo a su familia, como la mayoría de personas que se ve en la decisión de dejar su tierra por diferentes motivos.


En el tiempo que duró su estadía en la casa de su amigo, no hubo mayor problema en cuanto al trato. Así, compartían las mismas costumbres, a pesar que la familia de su amigo era completa, y él era prácticamente un intruso.


Fredy me cuenta, a manera de profesor, la diferencia que existe entre los muchachos que provienen de la Sierra Sur y los que provienen de la Sierra Central.


“Los jóvenes de la Sierra manejamos un lenguaje distinto, cuando hacemos grupos, a nosotros nos llaman ‘Los Cusqueños’, mientras que los otros muchachos son llamados ‘Los Chancas’. Los primeros nos formamos más rápido, pero también dentro de los sub-grupos somos más cerrados. En cambio, ‘Los Chancas’ se forman de manera mucho más lenta, pero abierta. Entre ‘los Cusqueños’, a pesar que somos un poco más de la mayoría no llegamos a ser un grupo enteramente armonioso.”


En cuanto a sus amigos que también provienen de Cusco, él no llega a encontrar una posible “alienación” hacia los estereotipos que hay en Lima. Quizá porque como él mismo lo afirma, sus amigos están bien seguros de dónde provienen y no sienten ningún temor el decirlo frente a los demás. No hay paltas para ellos. “Los muchachos sólo han madurado, no se creen ni más ni menos desde que vinieron de la Sierra”.


Cuando le pregunto por sus gustos musicales, debo admitir que prejuzgué un tanto a Fredy. Pensé que me daría, al menos, una triada de cantautores de huayno. Craso error, me equivoqué una vez más: no es de escuchar este tipo de música; se deleita con melodías más instrumentales, donde la guitarra es la que predomina, “como García Zárate” finaliza.


Así es ‘Bauti’, como buen cusqueño, no se deja amilanar y vislumbra con un buen panorama el futuro que le resguarda. Ha vivido solo por casi cinco años y no echa de menos a nada, ni a nadie. Total, como dicen algunos: "el hombre nace y muere solo".

¿YO, en asuntos de mi universidad?

La transparencia y el acceso a la información son las principales herramientas de los estudiantes universitarios como agentes de cambio por una mejor calidad universitaria.

Por César Caballero

Para la gran mayoría de estudiantes universitarios los temas que tienen que ver con la gestión de su universidad (temas políticos, económicos, etc.), no tienen nada que ver con ellos. Estos asuntos solo le competen a las autoridades y a algunos afanosos, pero no a ellos, quienes solo tienen únicamente el deber de dedicarse a estudiar. Introducirse en estos asuntos es como ir en contra de las reglas del buen estudiante; para muchos es perder el tiempo, buscar problemas y, hasta hace un tiempo atrás, ser subversivo.

Para Jorge Mori, gerente general de Universidad Coherente, “esta dicotomía se vive hoy en la universidad pública peruana, donde los estudiantes deben escoger entre ser una persona que sólo cumple su deber de estudiar y preocuparse por su formación profesional individual, o participar en grupos políticos internos, buscando el bien común y el de su comunidad universitaria, pero descuidando su formación profesional” manifiesta Jorge Mori, gerente general de Universidad Coherente.

Problema de otros

Al parecer muchos creen que la participación de los alumnos en los problemas de las universidades públicas están supeditados únicamente a los centros federados o consejo de alumnos, sin que recaiga sobre ellos alguna responsabilidad. Sin embargo, afuera cada día se crean nuevas universidades privadas, cada vez hay mayor competencia en el mercado laboral, las universidades públicas pierden presencia y prestigio social y con ello, el éxito profesional de los egresados cada vez se hace más difícil, las frustraciones de los profesionales cada vez es mayor.

Los alumnos viven en carne propia los problemas de su universidad: decadente infraestructura, insuficiente tecnología, escasas actualizaciones, empobrecidos servicios y una debilitada imagen. “Debemos reconocer que nuestra universidad está en ruinas. Y eso nos afecta a todos. Y no vale decir que no me afecta porque el “tío del primo de mi amigo” me va a conseguir una chamba al final de mi carrera. Esto nos afecta a todos por igual aunque no nos guste”, indica Jorge Mori.

El problema de los otros es el problema de todos los que pertenecen a la institución. La indiferencia de los alumnos ha ocasionado que las autoridades administren libremente las universidades públicas, sin rendir cuentas por ello. Saber cuánto gastan o en qué invierten nuestras universidades era un hecho fiscalizador impensable para los alumnos, era como en ir en contra del orden establecido. Sin embargo, en la actualidad los hechos nos piden que sepamos cómo se utilizan los recursos que todos pagamos a través de nuestros impuestos.

En la actualidad este derecho se ha ido implementando y, como todas las entidades públicas, las entidades educativas hacen de conocimiento general sus procesos y gestiones. Sin embargo, no es suficiente, el papel de los alumnos todavía no ha cambiado.

Tú, eres la apuesta

Universidad Coherente-UC es una organización de la sociedad civil que tiene como enfoque el desarrollo integral de las universidades en tres niveles: desarrollo de competencias profesionales y habilidades sociales; participación ciudadana que promueva la cultura del cuidado de lo público; por ultimo, promueven la reflexión en torno al contexto social, político y económico del mercado laboral.

UC apuesta por los estudiantes de las universidades públicas del Perú como agentes de cambio social, “no se debe tratar de cambiar la corrupción y todos los agentes malos que tiene nuestra universidad, lo que se debe hacer es cambiar cada uno de nosotros”, nos comenta Flor Olivares, estudiante de UNMSM e integrante de la organización.

El cambio en ellos se da en la exigencia de transparencia y el acceso a la información. En ese sentido, los estudiantes tienen un interlocutor natural al que deben convocar para promover la transparencia: su representante estudiantil.

Según la Ley Universitaria vigente, los estudiantes forman parte del co-gobierno de la universidad a través de los representantes estudiantiles, por lo que no hay razón para que no estén enterados de lo que ocurre con los recursos de su universidad.

Para Jorge Mori los estudiantes deben ser el cambio de sus universidades. “Si queremos una universidad autónoma de calidad, necesitamos contar en su interior con personas autónomas y comprometidas con su formación profesional. Por ello la importancia de plantear nuevos valores como la transparencia, la identidad, la pro actividad, la autonomía y el liderazgo cooperativo entre los estudiantes”. Las instituciones son lo que las personas que la integran son.

Siendo transparentes e informados

La función de Universidad Coherente es dar las herramientas necesarias que promuevan la transparencia y el uso del derecho al acceso de la información en cada uno de las universidades públicas. La transparencia es un primer y fundamental paso para comprender e interiorizar la importancia de identificarse con los asuntos públicos, de cuidar lo público, de cuidar lo que es de todos.

“Todos debemos asumir nuestro papel en la construcción de un Estado transparente y eficiente. En ese sentido, promover la cultura del cuidado de lo público permite una propuesta más integral que incluye estrategias concretas de acción y de impacto visible para la ciudadanía”, señala el director.

Para cambiar, señala el director, necesitamos de la información acerca de nuestras universidades, “así como el mecánico necesita saber que pieza le falla al carro para cambiarla, el estudiante necesita contar con información sobre su universidad para proponer cambios pertinentes y útiles”. El ejercicio de estos planteamientos son los puntos fuertes de la universidad coherente. Los mecanismos para ser parte del cambio están ahí solo falta que los universitarios se animen.

¡Conoce Huancayo primero!

Por: Karina Reynafarge

Era las 6:30 AM del sábado 19 de setiembre, cuando la camioneta encendió el motor rumbo a la ciudad de Huancayo, pasadas dos horas de camino, y muchos comentarios a razón del buen estado en el que esta la carretera, para llegar a la zona central de nuestro país, llegamos al temido Ticlio, ese lugar que todo aquel que conoció antes señala como el mas frío del mundo, en donde se supone se te congelan las orejas y los dedos sino los cubres con accesorios de lana. Los cuatro viajeros pudimos bajarnos sin problema alguno y disfrutamos de nuestra primera experiencia con nieve, luego de inmortalizar el momento con la mejor de nuestras sonrisas Kodak.

Retomamos nuestro viaje, el paisaje es realmente encantador lleno de pequeñas lagunas, que no mucha gente conoce, lo lamentable es ver los relaves mineros cada vez más cerca de las pequeñas viviendas, los restos de una mina abandonada nos hace lamentar la triste situación que algunos pobladores deben padecer a causa de que nuestras leyes mineras no están bien establecidas.

Cuando llegamos a la Oroya, no ver la contaminación es imposible, este pequeño pueblo se ve triste a raíz de los estragos que le ha dejado la explotación minera, se ve basura en las calles y no nos provoca ni bajar del vehiculo para ver nada es mejor pasar rápido advierte el chofer, pues los niños vienen a pedirnos plata.

Pasa otra media hora de camino y por fin volvimos a ver lindas lagunitas, sin embargo los cerros del camino siguen mostrando estragos del paso de la minería.
Llego el medio día y con el nosotros a la plaza de armas de Huancayo, donde un sol serrano nos recibe con gran entusiasmo.

Al preguntar en las distintas empresas de turismo nos informan que no podemos dejar de ir al convento de Santa Rosa de Ocopa, llegamos al precioso recinto en donde no pudimos pagar la entrada como estudiantes, a pesar de mostrar el carnet universitario, la encargada señalo que solo puede hacernos una rebaja pues la entrada para estudiantes es solo para aquellos que atraviesan la etapa escolar. Después de pagar la entrada de adultos empezamos un curioso recorrido donde pudimos apreciar pinturas de la época de la colonia y los recintos donde hasta el momento habitan las religiosas de esta orden.

Al regresar a la ciudad nos indican que el mejor lugar para comer es detrás de la catedral, lo curioso de esta indicación es que el nombre del restaurante y la ubicación del mismo es igual, es decir el restaurante más conocido es “Detrás de la catedral” queda precisamente ahí, después de comer trucha a la parrilla y descubrir que significaba comer cuy, decidimos pasear por la ciudad en donde todos los pobladores nos anunciaban que al día siguiente tendríamos la suerte de estar en la feria del domingo.

Mientras tanto era propicio visitar el parque de la identidad un curioso lugar lleno de construcciones de piedra, mini castillos hechos de piedra, se pueden recorrer sin costo alguno.

Al llegar la noche la ciudad se entristece un poco y la luces de algunos Pub no son muy atractivos para limeñitos como nosotros que preferimos guardar fuerzas para recorrer la laguna de paca y hacer compras en la feria del domingo.

Despertamos entusiasmados rumbo a nuestro primer Tour del día el destino la laguna de Paca, los guías improvisados después de recitar de memoria las dimensiones de la Laguna nos cuentan que la leyenda indica que en el fondo de ella, se encuentran los tesoros que los incas prefirieron dejar hacer en la laguna a que se los llevaran los españoles, cosa que provoca que mas de un turista quiera lanzarse a buscar.

Al regresar a la ciudad nos dimos con la sorpresa de que la feria del domingo, ya estaba instalada y no es mas que una versión mas autóctona de un mercado de Lima, decidimos ir al pueblo de Ingenio en donde pudimos comer las mejores truchas que jamás habíamos probado en nuestras vidas y aprovechamos para visitar el zoológico donde tampoco pudimos pagar el costo de estudiantes, cosa que en ese momento ya no nos sorprendió, lo sorprendente fue que el guía que se presentara ante nosotros era un niño de nueve años y nos dijera que se encargaba de guiarnos por el módico precio de 5 soles, oferta que no pudimos rechazar, fue el Tour mas gracioso que hemos presenciado pues era admirable la memoria del pequeño cuando describía, cada tipo de trucha y las nombraba hasta por su nombre científico, luego de almorzar con nuestro encantador guía, tomamos la decisión de regresar a Lima.

Nuestro guía nos dijo que si queríamos ir de compras para llevar lindos recuerdos debíamos pasar San Jerónimo de Tunan, pueblo de orfebres en donde uno tiene la posibilidad de comprar joyas a muy bajo costo y hechas con la plata de la mejor calidad, cosa que hicimos sin pensarlo dos veces, recorrimos la mas de 15 joyerías en donde vimos diseños que nada tienen que envidiarles a las mas renombradas de Miraflores, en lo que plata se refiere.

La despedida Huancayo nos la dio un pequeño pueblo de tejedoras en donde conocimos a unos señoras que se están preparando para empezar a exportar sus artesanías fuera nuestro país, al ver esas miradas de esperanza y de ganas de sacar el nombre del Perú adelante no importo volver a chocarnos con la contaminación de la Oroya o ver una vez mas los relaves que deja la minera en cada pueblo de nuestro país en donde extraen mineral.

Lo importante es saber que tenemos bellezas por conocer a seis horas de Lima y que sin un gran presupuesto puedes comer las mejores truchas y tocar la nieve como soñábamos de pequeños.

Cultivos Orgánicos Vs. Transgénicos

Por Paola Arica Ruiz

• Solo el 5 % de cultivos en el mundo son de productos orgánicos.
• Los transgénicos no son recomendados en países con biodiversidad como el Perú

Durante la cumbre de Europa América Latina y el Caribe (ALC-UE), que se llevó a cabo en nuestro país, en mayo del año pasado, se inició el debate sobre el uso de transgénicos en el Perú y se creó como requisito indispensable el Ministerio del Ambiente, cartera que preside Antonio Brack Egg.

“El cultivo transgénico es un alimento genéticamente modificado al que le han incorporado algún componente genético de otro ser vivo, que no necesariamente es de la misma especie”, dijo el Ecologista Luis Gomero Osorio

Para Gomero es una técnica muy cuestionable, porque se manipula la evolución natural de los seres vivos, sin tomar en cuenta como evolucionará esta nueva especie en el medio ambiente, además de si será perjudicial para la salud de los consumidores, “por ejemplo podría ocasionar alguna alergia”, afirma Gomero.


El titular del Medio Ambiente mostró su preocupación por la introducción de transgénicos en nuestro país, debido a que sus semillas son patentadas por transnacionales y podría en adelante generar dependencia económica.

El ministro denunció, en una radio local, que se estaría destinando semillas de maíz transgénico para su cultivo, en el norte de Lima, para la alimentación de animales, sin embargo esto podría poner en peligro nuestro maíz morado y maíz gigante de La Convención.

A pesar de haber sido aprobada, por el Congreso de La República, la colocación de un rotulo indicando si el alimento es o no transgénico, la Red de Acción en Agricultura Alternativa (RAAA) y la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios (ASPEC), denunciaron que muchos de los alimentos que se consumen hechos a base de soya y maíz, como leche o harina, no poseían ninguna información al respecto.


Luis Destéfano Beltrán
Investigador en Biotecnología de la Universidad Cayetano Heredia
“Entre 2% y 5% de cultivos en el mundo son orgánicos y que la mayoría de países hace investigaciones genéticas”.

Para Destefano es necesario hacer investigaciones genéticas en el Perú, por ejemplo, en el caso particular de la papaya. “Esta fruta esta amenazada en el Perú, pues ha desarrollado el virus de la mancha anillada, esto podría solucionarse con una investigación científica”.


Experiencia Hecosan

Hecosan es un fundo autosostenible, manejado por una asociación de pequeños agricultores ubicado en la Sierra de Lima, en Santa Rosa de Quives en la Provincia de Canta.

Hecosan cuenta con cuatro hectáreas bañadas por las aguas del Río Chillón, el fundo apuesta por la ecología y los cultivos orgánicos, el fundo tiene una cadena cuyo engranaje principal es la crianza de cuyes.

Luis Gomero Osorio, Ingeniero Agrícola menciona los beneficios de este animal “Los cuyes tienen una reproducción muy rápida, además de mucha demanda en el mercado nacional, este animal, se adapta a todo tipo de clima”.

En este fundo se siembra palta, fresas, hortalizas, mango, lúcuma, granadilla, maíz y alfalfa, con la alfalfa se alimenta al ganado ovino y las reses.

Pablo Pampa
Especialista en crianza de cuyes, explica:

La cadena funciona de la siguiente manera, los cuyes con alimentados por pasto hecho de cebada, con semillas germinadas en cámaras y regadas por goteo.
Los cuyes son criados en jaulas con un sistema que separa las eses, desecho que es usado para la elaboración de compostera o abono natural, el cual es secado al sol y para la descomposición se utiliza elementos orgánicos.

Luego de 21 días aparecen microorganismos (lombrices) que ayudan a la descomposición del abono, que será utilizado para fertilizar la tierra, en el cultivo de las plantas. A su vez las lombrices sirven como alimento para las aves.


Helen Gomero,
Blogger de Ecología Empresarial, explica:

Las técnicas alternativas para combatir plagas que utiliza el fundo, como plásticos de diferentes colores a los que se les unta aceite de motor, estos plásticos se ubican en los bordes de los campos a manera de barrera, para evitar contagios.

Otro método muy usado son las lámparas de luz, pues se sabe que muchos insectos, son atraídos por esta, pueden ser caseras o de batería, el uso de estos métodos es bajo y la eficiencia es la misma.

“Los pesticidas dañan los cultivos, produciendo grandes pérdidas para los agricultores”.

Ingeniosa Trucha

La entrada a la ciudad se mantiene igual que hace 10 años, la última vez que la visité. El arco en forma de media luna con la frase “Bienvenidos a Ingenio” sigue intacto a pesar de la corrosión de las constantes lluvias. Un viejo cartel del comité de autodefensa del lugar que recuerda los años de la lucha contra Sendero Luminoso, hace saber a los turistas que el paso vehicular solo está permitido entre las 4 de la madrugada y las 10 de la noche. Eso no es tan importante hoy, el centro piscícola cierra sus puertas a las 5 de la tarde así que estoy en hora.
Por Alonso Pahuacho P.

Pareciera ser que la carretera ha sido construida especialmente para que los turistas lleguen hasta el criadero de las truchas y nada más. Uno debe de serpentear una estrecha autopista de doble sentido y subir una cuesta bastante empinada hasta el mismo centro piscícola que se encuentra pasando la ciudad. Allí, está rodeado de restaurantes campestres que ofrecen el platillo especial de la localidad; trucha, pero preparada de mil y una formas: cebiche, tiradito, saltado, a la plancha, frita, etc.

Existen custers que llegan hasta Ingenio desde Huancayo y te dejan en la puerta misma del criadero por la módica suma de 3 soles. Y te bajas en la misma puerta por una sencilla razón: es el último paradero de todo transporte público ya que el terreno se encuentra asfaltado justamente hasta donde se encuentra la entrada a El Ingenio. Más arriba, el camino es de trocha y lo interesante de aventurarse por estos lares es poder encontrar algunos recreos campestres que ofrecen la posibilidad de hacer “pesca deportiva”.

Una gran cantidad de estos restaurantes al paso posee sus propias pozas artesanales donde crían de manera artesanal a las truchas, y le ofrecen al turista la posibilidad de que sea él mismo quien pesque su almuerzo: la trucha que pique el anzuelo es la que te finalmente te fríen y te sirven en el plato. Las cañas de pescar son igual de rudimentarias, hechas con trozos de ramas largas, amarradas con hilo de pescar y de carnada pequeños trozos de carne de trucha porque la verdad es que las truchas son carnívoras.

Un lugar con historia

La oncorhynchus mykiss, más conocida como trucha arco iris, es un pez originario de la Región de río Sacramento, California, en la costa occidental de los Estados Unidos. En 1925, el doctor B.T. Colley y el ingeniero J.F. Mitchell -trabajadores de la Cerro de Pasco Cooper Corporation- fundan en el “Golf Club” de La Oroya el primer criadero artesanal de truchas donde logran producir 50 mil alevinos –peces en estado posterior a la eclosión y anterior a la adultez- que fueron sembrados en el río Tisgho y el lago Junín.

Sin embargo, fue el señor Juan Morales Vivanco el gran promotor de El Ingenio. En 1930, J.F Mitchell le regaló 50 truchas que sembró en el río Chía en una poza artesanal. Las pozas fueron aumentando y el lugar pasó a llamarse “Centro Cooperativo de Piscicultura Junín”. Fue oficializado por el Gobierno a través de la Dirección de Pesca y Caza del Ministerio de Agricultura como una de las principales estaciones piscícolas del país, con el nombre de El Ingenio.

La producción y abastecimiento de ovas y alevinos para el mercado y consumo nacional es quizás la actividad más importante en Ingenio, aunque no la única. También existe un programa social de siembra y resiembra de alevinos que son utilizados para las capacitaciones y estudios que se realizan en el mismo centro, el cual promueve las investigaciones científicas sobre el cultivo de este tipo de peces. Para ello cuentan con un Instituto dentro de sus instalaciones en donde es posible graduarse como “técnico piscicultor” en tan solo 8 meses gracias a un diplomado impartido por profesionales expertos de la región.

Ciclo de la trucha

“Las truchas aptas para la reproducción están en sus estanques máximo hasta 5 años, luego se pasan a otro estanque para la venta, ya dejan de ser reproductoras. El proceso de reproducción se da por campañas; es decir, en cada campaña se da el primer desove de una hembra y así sucesivamente los siguientes años”, comenta Arturo Cuicapusa Rivera, técnico encargado del área de alimentos quien lleva trabajando en Ingenio por casi 15 años.

Los 106 estanques con los que cuenta el centro están divididos en 4 categorías de acuerdo al tamaño del pez: alevinos, juveniles, comerciales y reproductores conformando así un ciclo de vida en forma de círculo que ayuda al proceso de estudio y producción de todas las truchas.

Todo comienza con la reproducción, es decir, cuando nacen los huevos del pescado. Este proceso se hace de forma artificial con la ayuda de los técnicos del centro quienes extraen las ovas y el esperma de cada trucha y verifican que estén en buen estado para la óptima fecundación de la hembra. “Cuando hacen la reproducción, se selecciona tanto hembras como machos. Nosotros mismos hacemos el desove: a las hembras se le extrae del útero las ovas y al macho el esperma; esto se realiza una sola vez al año, ese periodo (la gestación) puede durar 2 o 3 meses y de allí desovan”, añade Cuicapusa.

Los recién nacidos son transportados a incubadoras especiales hasta que finaliza la reabsorción del saco vitelino –estructura embrionaria que produce, transporta nutrientes y oxigeno al embrión- y se convierten en alevinos. Una vez que termina esta etapa, los colocan en estanques especiales con otras truchas de sus mismas características ya que, si no es así, se puede correr el riesgo de que se coman entre ellas dada su naturaleza carnívora.

El siguiente estadio es en el estanque de los juveniles, truchas más grandes y que se encuentran a un paso de la adultez. Una vez llegada a su tamaña máximo, la trucha es colocada en la zona de los reproductores que junta tanto hembras como machos; aquí lo que se busca no es que se reproduzcan entre ellos sino tener en un espacio diferenciado las truchas que están listas para procrear. Como señala Arturo Cuicapusa, luego de 5 desoves de las hembras, todas las truchas de este estanque son pasadas al lugar de comercialización para la venta al mercado nacional.

Mercado Nacional

Aunque Ingenio es conocido en todo el país por su gran historia y ser el centro pionaero en la crianza de truchas en el Perú, nunca han exportado ni un solo pez. Cuicapusa sostiene que su publico consumidor es el mercado local, los mismos restaurantes de comida campestre que hay en la zona y pobladores, tanto del pueblo como los que llegan desde Huancayo. "Vienen, hacen pedidos por kilos, piden a veces 50 ó 60 kilos y les colocamos a las truchas en galoneras especiales que nos traen".

No muy lejos de allí, existe otro centro piscicola que sí exporta a grandes cantidades. Se llama Los Andes y es de propiedad privada; no obstante, carece de un circuito de visitas y funciona hermeticamente alejado de curiosos y extraños. Quizas esta sea la principal diferencia entre Ingenio y los demás: un centro preocupado más por el desarrollo tecnologico y la crianza de truchas para su conservacion que por la venta a gran escala para producir capital. ¿Cuál nos beenficia más? Para el turista la respuesta es más que obvia.



Algo más que una 'china'

El costo de usar el transporte público en Lima

Por José Luis Contreras Moreno

Solo entre los años 2003 y 2006, según la Policía Nacional, el número de fallecidos a causa de accidentes de tránsito aumentó en casi un 14%. La situación actual del transporte público, como se vive en Lima y provincias, hace pensar que gran parte de esos accidentes tienen mucho que ver con el modo en que se vienen haciendo las cosas desde el Estado para regular este servicio.

Actualmente, según un informe de José Barbero para el Banco Mundial, en Lima existen 500 rutas. Estas son cubiertas por empresas a través de combis, micros y buses. En el mercado, las combis son las que ocupan el primer puesto en cuando a oferta (49%) seguidas por la de microbuses (33%). Desde luego, sin tomar en cuenta el servicio de taxis y el progresivo aumento de mototaxis.

Esto quiere decir que nuestra ciudad cuenta con un número elevado de pequeñas unidades de transporte. Si tomamos en cuenta los casi 8 millones de limeños que somos, ese número de vehículos complica el tránsito de vehículos y hace necesaria la construcción y ampliación de pistas, incluso en donde ya no es posible hacerlas. Todo esto en nombre del libre mercado.

La informalidad hecha empresa

Las empresas de transporte urbano son en gran medida afiliadoras. Esto quiere decir que para construir una de ellas un número de personas se agrupa y, de este modo, obtienen una licencia de ruta. La informalidad dentro de lo formal es lo que más caracteriza a esas empresas, lo que hace de nuestro sistema de transporte un caso muy peculiar. Aquí, empresa no es equivalente necesario de formalidad.

Así lo corrobora el sociólogo y blogger Carlos Reyna Arimborgo en uno de sus artículos para la Web. "El sistema de transporte público que tenemos actualmente en nuestra capital es informal por donde se le mire. Las llamadas "empresas" o comités son informales", señala Reyna. Él menciona además una serie de otros elementos informales, que van desde los horarios de operación hasta el uniforme del chofer.

Sobre los comités que asumen el rol de empresa, Reyna agrega que "su actividad administrativa es muy simple, limitándose a controlar la hora de salida de los vehículos que "trabajan" para él. La actividad más importante es quizás aquella de cobrar su cupo y defender a los operadores de las fechorías que cometen en la calle, tratando de que no paguen sus multas y sigan operando".

Riesgos advertidos

Añadido al tema del exceso de oferta -muy mala, por cierto-, está el de contar con empresas que sirven de respaldo al mal desempeño de los choferes. En estas condiciones, no parece raro que el exceso de velocidad y la imprudencia del conductor figuren entre las principales causas de mortalidad por accidentes de tránsito, según un informe realizado a fines del año pasado por la Oficina de Estadística de la PNP.

Por su parte, la Defensoría del Pueblo en un reciente informe sobre el estadio del servisio de transporte urbano, concluye que "el transporte urbano en la ciudad de Lima es una actividad que se desarrolla en condiciones muy riesgosas y precarias para sus ciudadanos y constituye una fuente significativa de polución ambiental".

La Defensoría, además, hace referencia a la existencia de ciertos "puntos negros" en Lima Metropolitana, que serían los lugares en los que más se producen accidentes de tránsito. Según consta en el informe, auquellos puntos "ya han sido identificados desde el 2006 por el Consejo de Transporte de Lima y Callao... La Municipalidad de Lima tiene pleno conocimiento de su siniestra existencia".

El problema humano

Desde el punto de vista de Baltasar Castro Huamaní, propietario de una custer y miembro de la directiva de la empresa Milenium S.A., parece muy poco sensato darle la contra a ese sistema, aun cuando así se esté apoyando el incremento de accidentes y la contaminación del medio ambiente.

Don Baltasar, natural de la provincia de Canta en Lima, lleva trabajando en el sector transportes cerca de 25 años. Para sostenerse, durante inicios de los años 90, él y su hermano empezaron a trabajar como cobradores con el fin de ahorrar dinero, comprarse un vehículo y hacerse socios de algún gremio. De esta manera, se puede aspirar a formar parte de una empresa de transportes.

"Los directivos sienten que deben insertar a sus empresas en algún gremio, esto porque una empresa independiente no puede con los abusos que comete el Estado con ellos. Por ejemplo, si los sancionan con suspensión, esta empresa no puede enfrentarse, ante un juicio, con los abogados del Estado".

Este chofer descarta que los directivos de las empresas busquen algún tipo de reivindicación para choferes y cobradores, o un incremento económico que beneficie el estado de los vehículos. Al ser consultado por los juicios a los que más teme una empresa de transportes, afirma que "están comúnmente relacionados a infracciones al reglamento de tránsito, y por lo general vinculados al estado de sus unidades".

Juan Tahua Calderón, también chofer de Milenium, dice que no se acostumbra acudir a los paros convocados por el sector transporte ya que las empresas se incorporan a los gremios más que nada por intereses políticos y económicos. "Las empresas nunca pierden, porque siempre van a seguir cobrando la misma suma a pesar de que haya paro o no", cuenta Juan.

Sin reivindicaciones para ellos, ni para el estado de sus vehículos, la crisis del servicio de transporte público en Lima parece estar envuelta en un círculo vicioso del que un chofer de combi o custer solo es la cabeza visible. De la mirada pública se escapan las decenas de empresas que se aprovechan de los altos índices de desempleo para enriquecerse a costa de la seguridad de los ciudadanos y la necesidad de cobradores y choferes.

Trabajo Pendiente

El escenario descrito es sumamente complicado, pero no por ello se ha dejado de buscar soluciones. Un reducido pero decidido número de agrupaciones de la sociedad civil viene realizando cruzadas en pro de la mejora del sistema de transporte. Entre estas iniciativas, figura la cruzada cívica por la educación vial, emprendida por la Defensoría del Pueblo.

Sumando esfuerzos, Luz Ámbar y CIDATT cumplen un rol fundamental en la apuesta por el cambio. La primera, haciendo capacitación, investigación y consultoría en transporte, tránsito, seguridad civil y medio ambiente. La segunda, investigando, capacitando y asistiendo técnicamente para la mejora del transporte terrestre. Lamentablemente, hasta el momento estas dos iniciativas no son debidamente atendidas.

Cabe señalar que para el 47% de los limeños el caos y la mala calidad del transporte público debe ser la prioridad número uno que el Gobierno debería atender, según una encuesta hecha en noviembre del 2008 por el IOP de la PUCP.

La solución de la crisis de nuestro sistema de transporte depende en gran medida de la voluntad de la Municipalidad de Lima por poner orden en casa. Sin embargo, no deja de ser importante la toma de conciencia de todo ciudadano con respecto al desarrollo y aplicación de una cultura de seguridad vial.

Como reza la frase de la Organización Mundial de la Salud para el año 2004: "La Seguridad Vial no es accidental. Es una cuestión de voluntad política y de la sociedad civil". Dejémonos, pues, de accidentes y seamos un poco más conscientes.