miércoles, 14 de octubre de 2009

Dos años de abusos y despidos, y contando

Por: Ronald Cotaquispe


Topy Top se ha convertido en la empresa textil más importante del Perú con ganancias de hasta 500 millones de dólares, ha expandido su mercado a más países del continente y se ha dado el lujo de realizar cuantiosas inversiones en otros negocios en una época de vacas flacas. Pero, pese a todo esto, sus trabajadores son víctimas de malos tratos, despidos arbitrarios y sueldos impagos.


El primero de junio del 2008, aparece publicado en El Comercio un artículo de Mario Vargas Llosa titulado ‘Los pobres del Perú’, un prefacio del libro del mismo nombre, editado por su hijo Álvaro para la fundación The Independent Institute. El artículo narraba la vida y peripecias del joven Aquilino Flores Conislla, el afamado dueño de la empresa textil más importante del Perú, Topy Top.


Y no era para menos, él efectivamente había pasado las de Caín durante sus primeros años de vida, sufriendo las penurias de la pobreza en su natal Huancavelica y en una Lima indiferente ante los migrantes de la sierra. Pero consiguió salir adelante a punta de esfuerzo y buen tino para los negocios.


No obstante, pese a que la historia tenía todos los matices para acabar con un “y vivieron felices por siempre”, lo cierto es que está muy lejos de ser un cuento de hadas. Para la época en que salía publicado el artículo de Vargas Llosa, el Ministerio de Trabajo estaba llevando a cabo una de sus habituales inspecciones de trabajo, un procedimiento de fiscalización para verificar que las empresas cumplan con las leyes laborales.


La inspección estuvo a cargo de Ana Evelyne Cadillo Navarro y Jessica Cecilia Mogollón Caldas, y los resultados obtenidos fueron sorprendentes: Topy Top no cumplía con pagar las horas extra a 30 trabajadores, 16 trabajaban de manera informal y 15 fueron cesados sin recibir remuneraciones. También se constató que la empresa incurría en prácticas antisindicales, despidiendo a todo trabajador que alzara su voz de protesta por los malos tratos.


Todos estos hechos fueron registrados en la Orden de Inspección N° 3033-2008-MTPE/2/12.3, emitida el 13 de marzo de 2009, y por todas esas infracciones Topy Top se vio obligado a pagar una multa de 98,165 nuevos soles.


El inicio de los malos tratos en Topy Top

Los atropellos contra los trabajadores empezaron el 25 de febrero de 2007, época en que se conforma el Sindicato de Trabajadores Obreros de Topy Top S.A. (SINTOTTSA), con una primera junta directiva encabezada por Manuel Oñeruco, quien luego fue despedido por los directivos de la empresa junto con todos los que firmaron el acta de constitución del sindicato.


Luego se conforma una segunda junta directiva, esta vez con Víctor Edmundo Tataje como Secretario General, pero algo sucedió. Este señor habría aceptado coimas por parte de Topy Top a cambio de firmar un documento en que consignaba que el sindicato era disuelto por acuerdo general de los trabajadores.


Pero cuando Tataje se disponía a dejar el documento en el Ministerio de Trabajo, el resto de trabajadores decidió desconocer su autoridad como Secretario General y convocar a una nueva junta directiva, encabezada ahora por William Oré.


Tuvimos oportunidad de conversar con Oré, quien nos contó que él y otros doce trabajadores que conformaban la tercera junta directiva, se encontraban laborando en el área de Recursos Humanos de la planta de Topy Top, cuando en eso miembros del personal administrativo los llama y luego los trasladan a la planta de Sur Color Star, perteneciente también al grupo Topy Top.


Una vez ahí, Según contó Oré, uno a uno los hicieron pasar a la oficina de Manuel Ismael Flores Conislla. William fue el primero.


−Tú eres William Oré−pregunta Manuel Flores.


−Sí, señor−contesta.


−¿Tú tienes ocho años en la empresa y estás en el sindicato?


−¿Si ya sabe para qué me pregunta, si usted tiene todo un archivo?−responde Oré.


Luego, Manuel Flores habría tratado de convencer a Oré de que los sindicatos son perjudiciales para los negocios, y a continuación iría el meollo del asunto:


−Mira, te vas para Venezuela, te vas a trabajar a almacén, vas a estar como supervisor y te ofrezco 3 mil soles de sueldo−dice Manuel Flores a un hombre que jamás antes en su vida había visto tanta plata junta−. Pero fírmame este papel.


−¿Qué papel? No vaya a ser igualito que Tataje−contesta Oré.


La carta era una renuncia voluntaria. Nítidamente podían percibirse las palabras: “Yo, William Oré, por decisión voluntaria decido renunciar al sindicato porque me afiliaron contra mi voluntad...”


−¡Qué bonito hubiera sido, señor, que me ofreciera esta oportunidad antes que apareciera el sindicato−dice Oré−. Pero ahora no puedo.


Manuel Flores habría sido más insistente y hasta llamaría a su secretaria para ordenarle que de una vez compre el pasaje a Venezuela para Oré, pero nada quebrantaba la determinación del líder sindical. Era conciente de las tretas de los Flores Conislla. Oré contó a este medio que a Tataje lo habían chantajeado aprovechando que su esposa estaba en coma y necesitaba el dinero.


En vista de la negativa de Oré, Manuel Flores habría llamado a los vigilantes para que se lo llevaran a otra habitación, donde permaneció solo casi una hora. Luego lo volverían a llamar a la oficina del empresario.


−Mira −Manuel Flores le enseña a Oré unas tres hojas−, tus compañeros ya firmaron. Tú nomás faltas.


−Ah, provecho, pues−contesta Oré de forma burlona−. Ya tiene tres menos. ¿Qué más quiere?


−Mira, la próxima semana te pongo de supervisor. Ya no vas a ser operario, vas a ser supervisor. Lo que pasa es que no quieres firmar porque tienes miedo a lo que te digan tus amigos−arguye Manuel Flores−. Hacemos una cosa, te pongo de supervisor, pero en la planta de abajo para que nadie te vea. Ahí te vamos a pagar tus horas y todo.


−Mejor sería que esa oportunidad que usted me da la convierta en dinero en efectivo y le pague un sol más por hora al día a cada trabajador−contesta Oré−. Yo sé que todos los trabajadores se lo van a agradecer.


Nada parecía hacer cambiar de opinión a Oré. El líder sindical nos aseguró que Manuel Flores recurrió a medidas más tentadoras. De uno de los cajones del escritorio habría sacado un sobre manila con 2 mil soles adentro y se los habría mostrado a Oré.


−Toma, muchacho, vete tranquilo a tu casa−dice Manuel Flores−. Eso es por lo que te debo por tus horas extra, pero firma, pues, muchacho. Mira la oportunidad que te doy.


La suma ofrecida fue subiendo y subiendo, y Oré fue rechazándola cada vez con más fervor. Ni siquiera 10,500 soles puestos en su bolsillo por el propio Manuel Flores habrían logrado hacerle cambiar de opinión. Entonces, disgustado, llamaría a tres vigilantes para que retiren a Oré de la oficina y de la planta.


En ese entonces ya eran las 7 de la noche. Los trabajadores que habían sido llevados a la planta de Sur Color Star junto con Oré, habían sido sacados de sus puestos a las 11 de la mañana. Todos habrían pasado por las mismas tentaciones que Oré, pero aparentemente nadie dio su brazo a torcer.


Tantas veces infractor

El 29 de abril de 2003, se promulga la Resolución Suprema N° 012-2003-TR −firmada por el entonces presidente Alejandro Toledo−, que no era otra cosa sino el aviso de la condecoración de Aquilino Flores Conislla con la Orden del Trabajo en el grado de Comendador, por contribuir a “la armonía en las relaciones laborales, a la generación y promoción del empleo”.


¿Quién imaginaría que cinco años más tarde que el mismo sujeto incurriría en maltratos contra sus trabajadores?


Tras no poder comprar la voluntad del sindicato, los Flores Conislla despidieron a 105 trabajadores, lo cual desencadenó una primera ola de protestas, que terminó cuando entró en juego la Federación Internacional de Trabajadores del Textil Vestuario y Cuero (FITTVC). Ésta puso sobre aviso a las compañías Inditex y GAP, proveedoras de Topy Top, que amenazaron con retirar sus productos si los trabajadores no eran repuestos.


Los trabajadores volvieron a sus puestos, pero eso nuevamente no significó un final feliz. Los dueños de Topy Top se valieron del Decreto Ley Nº 22342, Ley de Promoción de Exportaciones No Tradicionales, para despedir a sus anchas a los trabajadores, con contratos que no duraban más que dos meses.


Desde entonces los trabajadores han sido víctimas de atropellos contra sus derechos laborales, lo que queda constatado en los Resultados de las Inspecciones de Trabajo de cada mes, donde alguna empresa del grupo Topy Top termina siempre como la más denigratoria de los derechos del trabajador.


El último de estos casos quedó registrado en la Resolución Administrativa N° 451-2009, emitida el 8 de junio, que señala que 293 trabajadores de la empresa Express Jeans C&O, perteneciente al grupo Topy Top, no recibieron boletas de pago, gratificaciones ni pagos por tiempos extra.


¿Más inversión en plena crisis?

Según pudimos constatar al conversar con Amed Albujar, actual secretario general del sindicato de Topy Top, uno de los argumentos que tiene la empresa para demorar los pagos a los trabajadores es que están atravesando por una mala situación económica debido a la crisis mundial.


Lo extraño del caso es que el propio Aquilino Flores Conislla se aventuró a decir que el 2008 la empresa ganaría 500 millones de dólares, en una entrevista concedida a Jaime de Althaus para su libro ‘La revolución capitalista en el Perú’, que figura en la página 33 de la edición de 2009.


Así mismo son sospechosas otras actitudes de la empresa, como la creación una nueva planta textil en Lurín y la construcción de nuevas tiendas por todo el continente: cuatro en Perú, tres en Colombia y cinco en Venezuela, además de un criadero de truchas en Huancavelica, que significó una inversión de 6.8 millones de dólares.

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