lunes, 30 de noviembre de 2009

Rivas entre disparos y periodismo

Entre los deportes que son poco apoyados por el Estado se encuentra el tiro con carabina olímpica. Deporte desconocido entre el común de la gente pero para Paulo Rivas es una pasión que lo ayuda a relajarse.

Inicio algo accidentado

Paulo nació en la ciudad de Huancayo de la cual dice que “toda la parte urbana es del tamaño de la mitad de Miraflores”. Creció en una casa a 5 minutos del centro de la ciudad, y fue allí donde hallaría su mayor pasión.

Su familia es aficionada a los deportes de tiro, cuando era aún un niño su tío le dio un revólver para que le dispare. Al venir de una familia aficionada a esta práctica lo más natural sería que tenga un talento nato para este deporte. Al disparar un arma por primera vez, aprendió su primera lección sobre este deporte, debía usar tapones para los oídos pues quedó sordo, según confiesa, por un par de días. El resultado de su disparo no fue satisfactorio tampoco, no le acertó al objetivo.

Llegó a Lima para estudiar en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), aún no tenía la carrera que elegiría de manera clara, pero al conversar con él uno se puede dar cuenta de su franqueza y sinceridad para hablar sobre cualquier tema uno se puede imaginar que tendría que ser una carrera afín a las comunicaciones.

Paulo se debatía entre dos carreras: filosofía y periodismo. Descartó la primera ya que, según él, no había forma de comunicar lo que pensaras mientras que la otra le brindaba mayores facilidades para este fin. Así, decidido a estudiar periodismo ingresó a la PUCP en 2004.

Ya en la universidad, sus primos, que también están en la PUCP, convencen a Paulo para practicar tiro. Lo probaron a ver si tenía talento, tal como fue en su niñez se dispuso, pero el desenlace esta vez sería otro tenía talento y fue allí cuando comenzó a practicarlo de modo profesional. Sus primeras prácticas serían en el club Bellavista.

Sin embargo, nos cuenta, con cierta ironía, que dicho club fue clausurado ya que no contaba con todas la medidas de seguridad para que se practique esa clase de deporte. La universidad entonces, firmó un convenio con la Escuela Militar de Chorrillos, célebre por la novela “La ciudad y los perros” de Vargas Llosa.

Paulo no lo dice pero ese sea tal vez su mayor acercamiento a las fuerzas armadas, cuando era chico quería ser aviador y le comunicó a su papa su deseo. Él le respondió: “solo si te enlistas en la FAP podrás serlo”, así que la idea murió allí. Según cuenta, a él no le gusta tener, por ejemplo, que golpear a alguien porque su superior se lo ordena.

Las prácticas de tiro se llevan en el Club del Revólver del Rímac debido a que aún no se ha terminado las negociaciones con la Escuela de Chorrillos. Así que es el único lugar que les queda para practicar.

Actualmente Paulo, campeón nacional de tiro con carabina, explica su éxito en este deporte a dos factores: la práctica constante y el venir de una familia aficionada esta práctica, en sus más variadas categorías, ya sea tiro con revólver, con mira telescópica, etc.

Pasión por el deporte contra el deseo de ser primero

“Soy una persona muy antideportiva”, confiesa Paulo y es que las competencias no son algo que le quite el sueño. Recuerda cuando jugaba fulbito con sus amigos en el Claretiano de Huancayo que no le molestaba si por un mal pase se perdieran un gol. Incluso estaba en desacuerdo con las riñas que se generaban por estas acciones.

A él solo le interesa practicar ese deporte porque le gusta más no por las competencias ni los premios que pueda ganar. Le gusta ir a su propio ritmo y no titubea en rechazar cualquier tipo de presión, ni siquiera de su entrenador. El solo práctica tiro porque le permite relajarse y despejar su mente. Así, casi sin querer queriendo, como diría el Chavo del 8, llegaría a conquistar el Campeonato Nacional el año pasado y aún así, confiesa no sentirse presionado ni con el deber de mantener el título.

El periodismo lejos de una pasión. Una mirada crítica


Sobre el periodismo, solo sigue lo que dice el refrán ‘el periodismo puede ser la mejor de las profesiones o el más vil de los oficios’. La visión de Paulo Rivas sobre su carrera es bastante crítica, a su modo de ver, la prensa sí posee poder, puede decidir quién son los buenos y malos de la historia. Incluso cita al famoso periodista Kapszcucinsky, al decir “con tan solo una línea le puedes cambiar la vida a alguien”.

Esta visión lo ha llevado a desear estar en la sección menos relevante. La investigación periodística, en su opinión, lleva a uno a investigar algo sucio y termina envuelto en él. “Hay una lucha entre la pasión del periodista y el dinero y llegar a cualquier extremo es malo”, puntualiza con mirada seria, con decisión.

También ejemplifica su punto de vista al hablar de los medios como negocio, ya que no se presenta al mejor de algo sino al que más publicidad introduce en el medio. “Ya que si se tiene que elegir entre un restaurant auspiciador y otro mejor, la elección será el primero”, lo dice con la misma decisión con la que dispara.

Así es Paulo Rivas, campeón de tiro sin querer selo, periodista sin estar totalmente de acuerdo con la prensa actual. Si alguien se pregunta si habría de dejar la prensa para vivir de su deporte solo contestaría que el tiro es su hobby y no su trabajo, al menos él la tiene clara.

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