lunes, 2 de noviembre de 2009

Sin padres la vida es más sabrosa

Por Eduardo Caballero

Tres hermanos simulan el asesinato de sus padres en “la noche de los asesinos”, obra original del cubano José Triana y actualmente dirigida en el Perú por Gustavo López Infanta.

La puesta en escena narra la historia de tres jóvenes hermanos que buscan ser los gestores de sus propias vidas. Destinos de los que no tienen ningún control y culpan de ello a sus progenitores. Para lograr sus cometidos juegan, por un lado, a cambiar el orden establecido de la casa en la que viven. Por otro lado, imaginan la representación de la muerte de los que gobiernan el “hogar”: sus padres.

En este juego, en el que se debate la autoridad en la casa y en el que se busca romper las cadenas de opresión que mantienen los padres, cada uno de los hermanos asume un rol: Lalo comete el crimen; Cuca, quien está del lado de los padres, deberá juzgarlo; Beba o Bea, la hermana menor, sacará las conclusiones de todo lo sucedido.

Lalo, interpretado por César Ritter, es un joven de treinta años y siente que no puede hacer las cosas por sí mismo. Castrado por la disposición de sus padres, Lalo considera que estos no lo dejan moverse con libertad y, por ello, decide comenzar a jugar la representación de la muerte de estas castraciones.

Cuca, representada por Vanessa Vizcarra, actúa como el abogado defensor de los padres, defiende de cierta forma el orden establecido. Se inclina por la razón y por lo correcto. Se opone al juego de su hermano porque cree que serán descubiertos.

Bea, interpretada por Leslie Guillén, es la que siempre se encuentra en el medio de las posturas de sus hermanos. Bea siempre está en silencio esperando a que sus hermanos se decidan a tomar las mejores decisiones, pero como eso no ocurre juega con la búsqueda de la mejor solución.

En este juego macabro, los hermanos interpretan a otros personajes. Cada uno de los hermanos encarnan o invocan a las diferentes personas que componen su universo: los propios padres, vecinos, jueces, fiscales, etc. La transformación y acción de cada una de estas representaciones es lo que les da la complejidad exacta a los personajes principales.

En medio de la perversión del juego lo que logran estos hermanos es sacar a la luz su imposibilidad para tomar decisiones y solo consiguen repetir los mismos patrones de opresión que encuentran en sus padres, de los que quieren liberarse.

La obra no habla sobre el parricidio sino habla de la posibilidad que tiene uno de ser responsable de gestar su propio destino y no de ir responsabilizando a otras personas de lo que ocurre en la vida. Responsabilizar a la familia, la sociedad o el entorno imposibilitan el deseo de lograr el deseo de ser libre y de ser responsable de nuestras propias vidas.

El contenido del discurso teatral pretende ante todo confrontar al espectador con su propia vida, haciéndole ver que asumir el curso de sus vida es una responsabilidad vital, y que todo lo que se opone a ese fin son justificaciones sin sustento.

La obra plantea que esas justificaciones necesitan eliminarse porque, en nuestros tiempos, la pertinencia de que los seres humanos nos responsabilicemos de nuestros actos sin duda nos permitirá encontrar el camino en nuestro contexto lleno de sinrazón y desesperanza.

¡Acción!

Gustavo López Infantas ha puesto en escena la obra original del cubano José Triana, quien completo sus estudios y carrera en Madrid. “La noche de los asesinos”, creada en 1965, es una sus obras activas en el mercado teatral.

La obra ha sido un referente importante en la escuela de teatros latinoamericanos, ha obtenido premios en España, Cuba, Argentina, México y Colombia.

Gustavo López ha dividido la puesta en dos actos. Con tres actores en escena, recrea la historia de estos hermanos encerrados en un sótano, condenados a jugar día tras día a representar el asesinato de sus padres. Entre telares y muebles viejos se presentan a estos hijos y/o hermanos, incapaces de asumir sus propias vidas.

Gustavo López, egresado de la Universidad Católica, plantea de una manera novedosa el carácter metateatral de toda la puesta en escena. En la trama, el asesinato representa para ellos una forma evasiva para solucionar sus problemas vitales. la justificación principal que los personajes sostienen para fundamentar su vida vacía es una represión exterior representada por los padres. Éste aspecto es el que se desea criticar y exponer, “porque nuestra postura es que el ser humano se engaña para no asumir su vida”, nos comenta el director.

Esta puesta en escena expone crítica y mordazmente la naturaleza del ser humano. El discurso teatral abarca la exposición de la humanidad en distintos niveles, desde el personal, social, hasta el filosófico.

La noche de los asesinos estará presentándose hasta el 15 de noviembre en el Auditorio de la Biblioteca de la Municipalidad de San Isidro (calle República 445. El Olivar - San Isidro).

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