lunes, 7 de septiembre de 2009

La muerte en una hora y media


Por Víctor Núñez

Las agujas del reloj señalaban las 12 del mediodía del pasado jueves 27 de agosto en el Auditorio de la Facultad de Arte de la PUCP cuando se llevó a cabo la conferencia denominada “El Arte como reflexión. Nicolás Poussin y la Pintura de la Temporalidad” a cargo del docente universitario Julio del Valle. El auditorio se había colmado en asistencia y fue entonces cuando el profesor empezó a proyectar la primera imagen que serviría de material de análisis por hora y media.


Primera impresión: aula repleta de alumnos de los más bizarros, y también, convencionales vestidos. La audiencia se encontraba sumamente concentrada en la ponencia del expositor. Segunda impresión: debería de haber más espacio y una mejor infraestructura para eventos como estos. Tarjeta amarilla para los organizadores.


La protagonista de la velada fue “Et in Arcadia Ego” o Los Pastores de Arcadia. (Lo que en español se traduciría, según el filósofo, como “Yo en Arcadia”). Del Valle aclaró que para un análisis a profundidad, se debe comprender el tema de la pintura, es decir, la Vanidad o, en palabras del propio Julio, el Memento Mori o la remembranza de la presencia de la muerte, como algo que ocurrirá en la vida de la persona tarde o temprano. Y es esta muerte que está presente en los dos cuadros que componen las dos versiones de “Et in Arcadia Ego”.


Pero para esto se debe de analizar los antecedentes que hacen referencia a Arcadia como ya se mencionó. Se tiene entonces a Guercino (1591-1666), quien, según del Valle, marca una pauta de lo que será representado como el Memento Mori.


Es así que se aprecia en el cuadro a dos pastores que, al parecer, están saliendo de una jungla para luego toparse con un cráneo (obvia referencia a la muerte) sobre una especie de soporte que lleva inscrito ‘Et in Arcadia Ego’. Está entonces la contraposición de la vida (los jóvenes pastores radiantes y lozanos) y la muerte (la calavera).


Luego, el filósofo pasó a describir la primera versión de Arcadia. Esta fue elaborada aproximadamente durante los años 1628-1629 por Poussin; en ella se aprecia a cuatro personajes (a diferencia de la obra de Guercino, en la que sólo se observa a dos pastores), uno de ellos se encuentra señalando una tumba que lleva la inscripción ‘Et in Arcadia Ego’, mientras que los otros dos se encuentran mirando fijamente lo señalado por el pastor.


Estas tres personas son jóvenes, lo que se opone al cuarto integrante del cuadro, el dios fluvial Alfeo, quien, según el profesor, representa a la ‘eminencia del fin’. Es este último personaje quien se encuentra sosteniendo un recipiente que va derramando agua sobre el río que yace a su costado. “El agua fluye pero se va a acabar” dijo Julio del Valle en clara referencia al paso de la vida como algo fugaz.


Mientras que en la segunda versión (1637-1639), calificada como más ‘compleja y fascinante’ por el propio expositor, no se refleja tanto el tema del Et Memento Mori, sino la temática viene a ser la pintura en sí. Lo que Poussin deseaba expresar en esta obra era que la arte de la pintura también puede ser incluida dentro del Parnaso Artístico como la escultura, la literatura, etc.


Así, en esta segunda versión, Poussin decidió cambiar al dios fluvial Alfeo por la musa de la pintura. La presencia de la muerte, entonces, se encuentra de una manera mucho más sutil y alegórica que en versiones anteriores: dentro de los personajes que están enmarcados en el cuadro, se observa a un pastor que está señalando la inscripción de ‘Et in Arcadia Ego’ en una especie de tumba que ocupa el centro de la obra. Así la sombra que dibuja el brazo de este pastor toma la forma de una hoz haciendo una clara referencia al fin de la vida.



Reflexiones


Ya en el colofón de su exposición, Julio realizó un símil del cuadro ‘Cristo y la mujer adúltera’ (en el cual se observa a Jesús perdonando a la mujer que había cometido pecado, mientras los demás la juzgaban y estaban a punto de ajusticiarla) con el sentido del Arte como tal: “así como Jesús perdona, también el arte eleva y salva al ser humano, pese a su naturaleza (lo efímero)”, agregó. Al mismo tiempo precisó que el arte otorga una ‘salvación momentánea’.


Para la conclusión, el filósofo del Valle dijo que el hombre ‘encara sus límites externos’ como la belleza, mas no ‘los límites internos (como el inexorable paso del tiempo y la llegada de la muerte) ya que son más sutiles y difíciles de superar’.


Al final de la conferencia, se tocó el espinoso tema del verdadero sentido de la Filosofía y el Arte. Esto se originó por el cuestionamiento de uno de los asistentes cuando tocó el turno a las preguntas. ¿Acaso sólo que se ha realizado en Occidente a lo largo del tiempo es considerado Arte y/o Filosofía? ¿Qué es la Filosofía entonces? Y lo que se lleva a cabo en esta parte del continente, ¿también es considerado filosofía y/o arte?


Una exposición por demás interesante y didáctica con el dinamismo de las proyecciones en el ecran de las obras de Poussin, y los comentarios del reconocido filósofo Julio del Valle hicieron de esta ponencia una actividad que involucraba a todas las personas presentes.

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