lunes, 14 de septiembre de 2009

Pasolini y la poesía en el cine

Por: Manuel Alejos

El cine es el medio de expresión más idóneo para la representación de la realidad. Como “reconstrucción completa del mundo”, lejos de ser naturalista, tiene que capturar la poesía que está en las cosas y en las acciones humanas.

Para Pier Paolo Pasolini, una de las figuras más complejas y al mismo tiempo más eclécticas de todo el panorama fílmico italiano y mundial, hacer cine es ir en contra de lo establecido, transgredir el sistema. Este pionero –junto con Umberto Eco- de la investigación semiótica será uno de los primeros en aplicar esta nueva ciencia al lenguaje cinematográfico.

La imagen de Pasolini sobresale por encima de toda la generación de los años sesenta; es considerado un hombre-orquesta único en el panorama de la posguerra, capaz de transformar en materia áurea los materiales pictóricos, poéticos, narrativos y cinematográficos a los que ha echado mano y también de hacer de su vida y de su muerte una obra de arte.

Trayectoria y legado

Pasolini se acerca al mundo del cine en los años cincuenta colaborando con la escenificación de algunas películas, como “Las noches de Cabiria” de Federico Fellini y “El bello Antonio” de Mauro Bolognini. Al principio de los sesenta pasa a la dirección cinematográfica con su primer largometraje “Accattone”. Es en esta década en la que su producción es notable, cualitativa y cuantitativamente. Nos regala piezas maestras como “Mamma Roma”, “El Evangelio según Mateo”, “Edipo rey”, “Teorema” y “Medea”. En los setentas dirige y destacan “El Decamerón”, “Los cuentos de Canterbury” y “Las mil y una noches”. No descansaría hasta 1975, con “Salo o los 120 días de Sodoma”. En ese mismo año es asesinado.

Su cine no será, en el fondo, más que un acercamiento poético a las vicisitudes del hombre; de los proletarios con su ingenuidad y con su fuerte vitalismo, como de los burgueses con sus ritualidades vacías que sobreentienden siempre esa “patología del espíritu” que los rinden incapaces de adherir a la vida.

Su cine se desarrolla inspirado en los clásicos, en la tragedia y la novela medieval, así como en la religión, con Dante y los Evangelios como guía constante.

Es extraordinario que alguien como él, que no dominaba el lenguaje cinematográfico, haya logrado narrar historias que parecen dar vida a otras y transmitir tan largamente las señales y los temas de su cuerpo cinematográfico a una larga lista de directores italianos como Sergio Citti, Luigi Faccini, Aurellio Grimaldi, Marco Risi, entre otros. Su nomadismo cultural, su capacidad de mezclare hibridar todos los lenguajes, su falta de sistematicidad y su capacidad de auscultar y captar el alma de las minorías y de las identidades regionales, hacen que la obra completa de este poeta y su cine en particular continúen hablándonos, por su lúcida capacidad de ver de lejos y prever las transformaciones profundas, así como las formas de deterioro y de pérdida de luz del mundo en que vivimos.

Homenaje al maestro

El Instituto Italiano de Cultura de Lima, con la colaboración de la Región Piemonte, presenta la exposición “Pier Paolo Pasolini. El cine en forma de poesía”, en la Galería del Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica, desde el 08 de agosto hasta fines de setiembre. La muestra recorre la vida y obra del gran intelectual italiano en una serie de imágenes captadas por fotógrafos como Angelo Pennoni, Angelo Frontoni, Angelo Novi, Mario Dondero, Divo Cavicchioli, Bruno Bruni, Gianni Barcelloni, Marilú Parolini, Mario Tursi, Mimmo Cattarinich y Deborah Beer.

Cabe mencionar, además, que durante la semana del Festival de Cine de Lima, se proyectaron cuatro de sus películas: Mamma Roma (1962), El Evangelio según Mateo (1964), Pajarracos y Pajaritos (1966), y Edipo Rey (1967).

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